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Cómo el Inter cayó en la trampa china
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Cómo el Inter cayó en la trampa china
Hubo una época en la que los clubes italianos dominaban la escena global. Como vimos en este otro artículo, 12 de las 16 finales de Champions League entre 1983 y 1998 tuvieron presencia de equipos de la Serie A. Uno de ellos era, claro está, el nerazzurri de Milán.
Y si había alguien que disfrutaba más que nadie los años dorados del fútbol italiano, ese era Massimo Moratti. El empresario estuvo al mando del Inter desde 1995 hasta 2013. Obtuvo 16 títulos y en la temporada 2009-2010, con Mourinho en el banco de suplentes, consiguieron el histórico triplete de Serie A, Copa de Italia y Champions League. Ningún otro club italiano realizó esta hazaña hasta el momento.
Lamentablemente, luego de aquellos años dorados el fútbol evolucionó y el Inter, al igual que sus vecinos tanos, no lo hicieron al mismo ritmo. Mientras que el nerazzurri fue el sexto club con mayores ingresos del mundo en 2003, para 2013, momento en el que Moratti decide vender la institución, el mismo se encontraba en el lugar número 15. Su facturación era menos de ⅓ lo que generaba el Real Madrid, que era quien ocupaba la primera posición.
El mismo magnate italiano lo dejó claro al momento de desprenderse del club. Dijo: "El verdadero problema es la facturación. Son los recursos necesarios para el desarrollo. Durante años el fútbol italiano -y aquí asumo mi parte de culpa- ganaba dentro del campo en Europa, pero jugaba totalmente en casa en términos financieros, y perdíamos".
Particularmente, el empresario entendía que el futuro crecimiento del club vendría desde Asia. Y así fue como vendió el 70% del Inter al inversor indonesio Erick Thohir por unos 250 millones de euros. Aunque, no sería hasta tres años más tarde que aparecería el accionista que le otorgaría el salto económico al que se refería Moratti: el grupo Suning.
Se trata de un conglomerado chino, fundado por Zhang Jindong en 1990, que comenzó con una única tienda de electrodomésticos. Con el tiempo, Zhang fue armando un imperio hasta consolidarse como una de las cadenas más grandes de China. Ahora bien, ustedes se preguntarán, cómo llega una empresa de electrodomésticos china a comprar uno de los clubes más importantes de la Serie A. Para entender esto, debemos tener una visión un poco más global del fútbol y su lugar dentro de la economía.
En 2015, un año antes de que Suning comprara el equipo italiano, el gobierno chino lanzó un plan con el objetivo de expandir el fútbol en su territorio. Esto fue, en gran medida, a partir del fanatismo de su propio líder Xi Jinping. Se decretó, por ejemplo, la inclusión del fútbol dentro de la currícula escolar y esperaban que unas 50.000 escuelas estuvieran practicándolo para 2025.
Otro de los puntos clave de este plan era desarrollar una liga local competitiva. Por lo que, la Superliga China comenzó a recibir increíbles inversiones. Una de ellas fue hecha por la misma Suning. Compraron el equipo Jiangsu Football Club y cambiaron su nombre a Jiangsu Suning FC.
Finalmente, el último punto relevante del plan para este artículo era, justamente, la expansión internacional a través de la adquisición de clubes europeos. Así como vemos fondos Qataríes en el PSG y de los Emiratos Árabes Unidos en el Manchester City, China quería tener los suyos.
Y a partir de que Suning tomó el mando del Inter en 2016 los números sí que comenzaron a cambiar. El club pasó de una facturación de 183 millones en 2015-2016 a unos 263 millones al año siguiente. Es decir, un 44% más en apenas una temporada.
Casi el 100% de ese crecimiento provino de nuevos acuerdos comerciales con marcas chinas. Principalmente de la propia Suning. El centro de entrenamiento cambió su nombre a Suning Training Center y los productos de la marca comenzaron a promocionarse en distintas áreas del club. Esto habría significado unos 40 millones de euros extra para la institución.
Los números fueron creciendo a lo largo del tiempo, alcanzando su pico en la temporada de 2018-2019. Aquel año, únicamente las marcas chinas asociadas al equipo, representaron un poco más del 25% de todos los ingresos del club. Gracias a este empujón asiático, consiguieron escalar varias posiciones en el ranking de ingresos europeo, superando ampliamente a otros equipos italianos como la Roma y el Milan.
Sin embargo, ese aumento en la facturación fue acompañado con importantes gastos en el mercado de fichajes. En la primera temporada de Suning al mando del Inter, el saldo negativo fue de 146 millones de euros. Esto se debió a la contratación de jugadores como Joao Mario, Gabriel Barbosa y Antonio Candreva. En los años siguientes los números continuaron dando negativo.
Esta tendencia, la de gastar cada vez más en jugadores, únicamente es sostenible si se consigue aumentar los ingresos a una velocidad aún mayor. Y si bien al comienzo parecía estar sucediendo gracias a los aportes asiáticos, todo el plan se fue directo a la basura con la llegada de la pandemia en el 2020.
El impacto fue importante en toda la industria del fútbol, pero lo fue especialmente para el Inter debido a su dependencia de China. El coronavirus frenó considerablemente los negocios en esta región y las empresas que patrocinaban al equipo fueron desapareciendo una detrás de la otra. El ingreso comercial proveniente de Asia habría pasado de 97 millones en 2019 a unos 16 millones en 2022. Es decir, menos de una quinta parte en apenas tres años.
Lo increíble es que el golpe más duro lo dio la misma Suning. Si bien seguía siendo propietaria, canceló los principales contratos comerciales que tenía con el club. Para cuando terminó la pandemia, tanto el sueño de Xi Jinping relacionado al fútbol como el de Suning con el Inter estaban muertos.
Aunque, en vez de vender la institución, la empresa china decidió salir a pedir prestado. Del otro lado de esa deuda, otorgando los 275 millones de euros que necesitaban para sobrevivir, se encontraba el grupo inversor estadounidense Oaktree.
Lo interesante es que, muchas veces, la firma norteamericana opta por un modelo de préstamo conocido como loan-to-own, que quiere decir prestar para adquirir. Básicamente, esto consiste en que si no se devuelve el dinero a tiempo, la compañía se queda con el negocio al que le está prestando los fondos. Y eso fue exactamente lo que sucedió.
Si bien luego del préstamo el equipo italiano logró mejorar a nivel deportivo, alcanzando la final de Champions en 2023 y ganando la Serie A en 2024, los ingresos no acompañaron lo suficientemente rápido. Llegado el momento de devolver el dinero en mayo de 2024, que si tenemos en cuenta los intereses la cifra ya alcanzaba los 395 millones, el club no tenía los fondos. De esa manera, al día siguiente de la fecha de vencimiento, ante no haber recibido ninguna transferencia bancaria, Oaktree se convirtió en el nuevo dueño del Inter de Milán.
Aunque, la firma americana no se lo llevó totalmente gratis. El contrato estipulaba que debía pagar la diferencia entre lo que se consideraría un precio justo del club y la deuda que tiene a su favor. Se cree que el valor por la totalidad de la institución rondaría en unos 850 millones de euros, por lo que, si descontamos los 400 millones que se le debe, Oaktree debería desembolsar alrededor de 450 millones.
Ahora es la firma americana quien tiene el arduo trabajo de comenzar a remontar la situación del Inter. En este sentido, los nuevos dueños comenzaron a renovar sus acuerdos comerciales. En primer lugar con la marca que aparece al frente de la camiseta. Bettson remplazará a Paramount+ y la cifra recibida irá de 12 millones a unos 30 millones de euros. Además, también firmaron un nuevo contrato con Nike que contempla un crecimiento de más del 100% con respecto a los 12.5 millones previos.
Quizás el gran punto pendiente a solucionar sea el estadio. Desde 1947 tanto el Inter como el Milan juegan en el San Siro. Y si bien tiene una gran capacidad, superando las 75 mil personas, le pertenece al gobierno y no se realiza una remodelación considerable desde hace mucho tiempo.
A partir de esta situación, en diciembre del año pasado el Inter comenzó a trabajar en una nueva propuesta junto a Populous, la firma por excelencia de diseño de estadios deportivos. Lamentablemente, tanto el Inter como el Milan encuentran una gran resistencia por parte del gobierno para abandonar el recinto estatal.
El desafío para Oaktree es doble: Seguir siendo competitivos a nivel europeo y, al mismo tiempo, sanear las cuentas de la institución y dejar atrás la pesadilla china. Veremos que tal les va.
Hasta la próxima.
Santiago.
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