La delicada situación de la Juventus

La Juventus está atravesando una de las peores crisis de su historia. Si tomamos desde la temporada 17-18 hasta la de 23-24, la pérdida económica acumulada es de 941 millones de euros. Esto significa más de dos años enteros de facturación. Arriba de eso, sufrieron graves acusaciones relacionadas a la modificación de sus estados contables. Acompáñenme a descubrir qué pasó y cuál es la situación hoy en día.

Durante toda la década del 2010 la Juventus gozó de una de sus mejores rachas deportivas. Ganó la liga 9 veces consecutivas y alcanzó dos finales de la Champions League. Los números económicos también eran muy buenos. En la temporada 2016-2017 facturaron 405 millones de euros y declararon ganancias netas por 43 millones. Es en 2018 cuando la historia comienza a ponerse fea. Particularmente, con la llegada de Cristiano Ronaldo.

Luego de perder la final de Champions en 2017, su presidente, Andrea Agnelli, optó por llevar el club en una dirección diferente a la que había asumido hasta ese momento. Consideró que, para poder seguir siendo competitivo a nivel europeo, el club requería ser más agresivo en cuanto a su plantilla. Giuseppe Marotta, director deportivo y responsable de gran parte del éxito, dejó su cargo, convalidaron la transferencia de Ronaldo por 116 millones de euros y el gasto comenzó a aumentar. Dicho sea de paso, esta es una de las transferencias más altas incluidas en nuestro juego de cartas.

A la estrella portuguesa le siguieron nombres como Matthijs de Ligt, Dusan Vlahovic y Dejan Kulusevski, entre otros. Según reportes de La Gazzetta, la Juventus gastó cerca de 500 millones de euros en futbolistas que no rindieron dentro del campo de juego.

En un primer momento, el sistema parecía funcionar a nivel económico. La contratación del portugués, principalmente, hizo que las distintas vías de ingresos aumentaran. La facturación del estadio creció un 25%, pasando de 57 a 71 millones de euros y los acuerdos comerciales también crecieron un 30%, viajando desde 142 hasta 185 millones de euros. Al final del día, los ingresos pasaron de 394 millones en la temporada 2017-18 a unos 460 millones en la de 2018-19.

Sin embargo, el gasto fue tan elevado que ese incremento en la facturación no alcanzó para que los números finales continúen siendo positivos. Los 43 millones de ganancias de la temporada 2016-17 se transformaron en 19 millones de pérdidas al año siguiente. Luego la brecha se amplió a 40 millones y los números rojos alcanzaron los 93 millones para la temporada 2019-20. Y hasta aquí ni siquiera había comenzado la pandemia.

Con la llegada del COVID, suspendidos los ingresos del estadio y la caída en ciertos contratos comerciales, la crisis de la Juventus explotó. Las pérdidas en la edición de 2020-21 fueron de 227 millones, más que duplicando lo de la temporada pasada, y al año siguiente alcanzaron los 239 millones. Nunca antes en la historia un club de fútbol italiano había perdido tanto dinero.

Lo más increíble de todo, es que los datos que les mencioné recién estaban siendo tergiversados. El agujero habría sido todavía más grande. Verán, así como con el calciopoli en 2006, la Juventus volvió a estar enredada en una investigación por presunto accionar ilícito. En este caso no por elegir árbitros, sino por modificar los balances económicos del club para aminorar la pérdida declarada. Déjenme que se los explique.

El equipo de Turín habría utilizado una práctica conocida como Plusvalenza. Esta actividad se encuentra directamente relacionada al mercado de transferencias de jugadores, y consiste en vender a un jugador a un precio más elevado de lo que realmente vale. Eso le permite al club registrar una ganancia más elevada y mejorar las cifras económicas de toda la temporada.

Por ejemplo, supongamos que tenemos al futbolista Juan Pérez que todavía no debutó en primera división. De repente, aparece otro club dispuesto a comprarlo, ¿cuál dirían que es un precio justo por este perfil de jugador? No podemos saberlo de forma exacta, pero ciertamente unos 100 millones de euros nos parecería algo exagerado. Esa, a grandes rasgos, es la idea de la Plusvalenza.

Ahora bien, para que el club pueda, efectivamente, registrar ese monto, tiene que haber otro equipo que se lo compre. Sino, por más que digan que vale eso, no hay nada para declarar. Entonces, la pregunta pasa a ser, qué club sobre la faz de la tierra pagaría 100 millones por Juan Pérez para hacerle un favor a la Juventus.

La respuesta es, uno que necesite hacer exactamente la misma maniobra. Lo que termina ocurriendo es que se da un intercambio de jugadores. Yo te doy a Juan Pérez y vos me das a Sergio Fernández (perdón si hay algún Juan Pérez o Sergio Fernández en la sala). Los dos registramos ventas por 100 millones de euros y, dado que los montos son iguales, ninguno termina gastando dinero.

La siguiente gran pregunta es: ¿Dónde está el beneficio, entonces, si al final para poder declarar una venta de 100 millones tienen que hacer una compra por el mismo monto? ¿Acaso eso no hace que la cuenta quede en cero? Es aquí donde aparece el verdadero secreto contable.

Mientras que cuando un equipo vende a un jugador registra el 100% del monto en esa temporada, cuando hace una compra, distribuye el costo de la transferencia a lo largo de todos los años que dure el contrato del futbolista. Es decir, pagaron 100 millones para traerlo y lo firmaron por 5 años, entonces se declararán 20 millones por temporada durante las próximas 5 temporadas.

Esto ocurre así dado que, de nuevo a nivel contable, los jugadores son considerados activos para los clubes. Exactamente igual a lo que es una máquina para una fábrica. Para entender por qué, sigamos con el ejemplo de la fábrica. Les prometo que ya nos estamos acercando a entender el caso concreto de la Juventus.

Cuando una empresa compra una máquina, no lo hace para usarla una sola vez, sino que espera que le sirva para producir durante mucho tiempo. Entonces, tiene sentido que el costo total de comprarla se distribuya a lo largo de todos los años en los que se utilizará. Esto es lo que se conoce como la vida útil. Si se gastaron 50 millones en una máquina que tiene una vida útil de 10 años, en los libros se irán registrando 5 millones cada año. A nivel contable, esto se conoce como depreciación (o amortización en activos intangibles) y ocurre exactamente igual con los futbolistas. Lo que pagan en la transferencia sería el costo de adquirir la máquina, y la duración del contrato es la vida útil del jugador. Cristiano Ronaldo, por ejemplo, les salió 116 millones de euros y firmó por 4 años. Por lo que, el club declaró cerca de 29 millones cada año. Y así con todos los jugadores.

Quizás algunos ya hayan descubierto cuál es el beneficio de inflar jugadores y hacer un intercambio con otro club. Si hacemos un trueque en el que ambos declaramos que nuestros jugadores valen 100 millones de euros, y asumimos que se firman contratos por 5 años, esa temporada registraré ingresos por 100 millones y egresos por sólo 20 millones. Es decir, tendré una ganancia de 80 millones.

En cambio, si no los inflamos y los intercambiamos a su valor real, digamos 10 millones, entonces declararé ingresos por 10 millones y egresos por 2 millones, consiguiendo apenas una ganancia contable de 8 millones de euros. 80 contra 8 millones. Claramente no recibí más dinero por hacer esto, pero ciertamente pude aumentar las ganancias netas declaradas, o disminuir las pérdidas que generó el club a través del resto de sus operaciones.

Vayamos a un caso concreto para entenderlo mejor. En la ventana de verano de 2020, la Juventus le vendió al Barcelona a Miralem Pjanic por unos 60 millones de euros. A cambio, el club catalán le otorgó a Artur por un valor de 72 millones. En este caso, dado que había una diferencia en el precio de los jugadores, Juventus debió cubrir la diferencia de 12 millones. Pero ese no es el punto de la cuestión. La clave está en que, muy probablemente, ninguno de los dos jugadores valían lo que declararon. Quizás, los precios justos en vez de ser 60 y 72 millones deberían haber sido 30 y 42 millones. En la práctica, Juventus iba a transferir la misma cantidad, pero, por el sistema que les mencioné antes, lo que registraría como ganancia iba a ser considerablemente más bajo.

Obviamente, esto es ilegal y el club estuvo bajo investigación durante mucho tiempo. En primer lugar, a cargo de la CONSOB, que es la agencia controladora de las empresas que cotizan en la bolsa. A esa investigación se le sumaron la fiscalía italiana y la federación de fútbol de Italia. El proceso identificó 42 transferencias entre 2019 y 2021 que potencialmente habían sido infladas e involucraban a la Juventus. 

Incluso se encontró un documento de Cherubini, el entonces director deportivo, que mostraba estas maniobras. Apodado como “Libro Negro”, el papel marcaba claramente que habían hecho uso excesivo de la plusvalenza artificial y cómo esto había generado un beneficio inmediato a costa de una gran carga hacia el futuro.

Sin embargo, tampoco es tan fácil probar que un jugador ha sido vendido por encima de su valor. Principalmente porque ese “precio justo” es totalmente subjetivo. ¿Creen que pagar, digamos, 50 millones por Messi cuando estaba en la cantera del Barcelona era un número justo? Viendo todo lo que ocurrió después, probablemente dirían que sí. Entonces, la Juventus comenzó a defender los números a partir de argumentos relacionados a la potencialidad que tenían sus jóvenes promesas. Por lo que, al final del día, gran parte de los cargos terminaron siendo desestimados.

Aunque, el equipo italiano sí recibió una deducción de 10 puntos en el campeonato en la temporada 2022-23 y la UEFA le prohibió la participación en sus competiciones al año siguiente. Luego de este escándalo, Andrea Agnelli, junto a otros 9 directivos, dejaron la institución. 

Las temporadas 2022-23 y 2023-24 fueron una continuidad de las pérdidas que venían teniendo hasta ese momento. En concreto, añadieron otros 124 y 199 millones de euros respectivamente a la cuenta pendiente. Esto se debió, en cierta medida, a un efecto residual de la misma Plusvalenza. Inflar los valores de compra hizo que el monto total registrado los años siguientes fuera sustancialmente más elevado.

Actualmente, la casa pareciera estar empezando a ordenarse de nuevo. Gianluca Ferrero tomó el mando del club y comenzó su gestión con un gran recorte en los salarios de los jugadores. Estos bajaron de 323 millones en la temporada 2022-23 a unos 275 millones en el año pasado. Y si bien, como dijimos, las pérdidas aumentaron en la última temporada, para la de 2024-25 esperan alcanzar un punto de reducir las mismas a cero. 

Veremos si el desempeño deportivo acompaña. Ciertamente, esa es la piedra fundamental para que el club vuelva a crecer. Si hay algo que está claro, es que la Juventus debe hacer un importante proceso de reconversión si quiere ser un club sostenible en el largo plazo.

Hasta la próxima.

Santiago.

Reply

or to participate.