Liverpool FC: De evitar la quiebra al top mundial

¿Se imaginan cómo sería una Premier League sin el Liverpool? Esto que hoy parece una verdadera locura, estuvo muy cerca de suceder en 2010 cuando su principal acreedor, el Royal Bank of Scotland, amenazó con llevar el club a la quiebra. Desde ese punto crítico hasta hoy la situación se revirtió por completo. Con una valuación de 5.370 millones de dólares, el club goza de un gran presente futbolístico y una formidable salud financiera.

La caída

Para explicar el deterioro del Liverpool debemos tener en cuenta tanto factores externos  como las decisiones de sus propios directivos. 

Como hemos mencionado en otros artículos, a partir de la década del ´90, la industria del fútbol comenzó un proceso de expansión global que generó la entrada masiva de nuevos inversores, aumentando considerablemente la competencia y la presión económica sobre los equipos. En este escenario, aquellas instituciones que no lograron adecuar su gestión para mejorar sus ingresos se fueron quedando fuera de la carrera. 

Era allí justamente donde se encontraba el Liverpool bajo el mandato de la familia Moores. Con una visión más tradicional del fútbol, la nueva realidad los fue relegando en la tabla de posiciones hasta que en 2007, luego de casi 50 años al mando, decidieron vender el club. La oferta de 218 millones de libras de los empresarios estadounidenses Tom Hicks y George Gillett alcanzó para que se quedaran con el Liverpool Football Club. 

En un principio los nuevos dueños ilusionaron a los hinchas con sus propuestas de modernizar la gestión, hacer fichajes agresivos y construir un nuevo estadio de última generación para 70.000 personas. 

Pero como no todo lo que brilla es oro, esas promesas venían con una trampa.  Para adquirir el club, los empresarios utilizaron una estrategia conocida como “compra apalancada” o “leveraged buyout” en inglés. Esto consiste, esencialmente, en cubrir una pequeña parte de la compra con capital propio y el resto mediante la toma de deuda. El problema es que luego, gran parte de esos compromisos financieros se transfieren a la empresa adquirida. En este caso, el Liverpool mismo.

Y como ya adelantamos, los planes no salieron como Hicks y Gillett esperaban. Su política de fichajes de renombre que comenzó con una inversión de 91 millones en su primer año, pasaría a tan solo 30 millones en el verano de 2010. Por otro lado, el proyecto del nuevo estadio fue suspendido por falta de financiamiento, no sin antes gastar millones en honorarios de estudios de arquitectura.

Pero la gota que rebalsó el vaso fue justamente el problema de la deuda. Luego de meses de negociaciones fallidas con el Royal Bank of Scotland, la institución amenazó con llevar el Liverpool a la quiebra si no cumplía con sus compromisos. De suceder esto, el equipo habría recibido una fuerte reducción de puntos en el campeonato, haciendo muy probable su descenso a la segunda categoría. Finalmente, a pesar de su negativa inicial, Hicks y Gillett fueron forzados a vender su participación en el club para comenzar a sanear las cuentas bancarias.

La resurrección

En medio de esa turbulencia tomó el mando del club el norteamericano John Henry, fundador y principal dueño del Fenway Sports Group. El empresario llegaba con gran conocimiento del negocio del deporte, aunque el fútbol era algo completamente nuevo para él. El grupo inversor, conocido por sus iniciales, FSG, comenzó una estrategia basada en 4 pilares.

  1. Deuda

El primero y más evidente era eliminar el problema de la deuda. Sin eso no habría club para desarrollar. La solución fue un aporte de casi 300 millones de libras por parte del grupo empresario. Esto les otorgó cierto margen de acción para enfocarse en el desarrollo de la institución en lugar de estar cubriendo constantes pagos de intereses. 

  1. Internalización de la marca

En el fútbol global del siglo XXI, no hay forma de ser una potencia sin tener seguidores en cada rincón del planeta. Apalancados en su experiencia gestionando franquicias deportivas norteamericanas, los nuevos directivos buscaron asociar el club a figuras mundiales provenientes de otros ámbitos, como el basquetbolista Lebron James. El jugador se quedó con el 2% de las acciones del club a cambio de convertirse en su embajador oficial. 

Por otro lado, el equipo comenzó a realizar giras de pretemporada tanto en países asiáticos como en Australia y Estados Unidos. Esto les otorgó mayor cercanía con un público situado en mercados con gran potencial de crecimiento. 

Un tercer aspecto en esta búsqueda fueron los múltiples contratos de sponsoreo con marcas globales como la agencia de viajes Expedia, el gigante de seguros AXA, la aerolínea indonesia Garuda y la cadena de cafeterías Dunkin' Donuts. Todas estas empresas tenían presencia en los mercados a donde el Liverpool apuntaba llegar. 

  1. Remodelación del estadio

Si bien Anfield era un emblema histórico del fútbol inglés, tanto su capacidad como sus instalaciones habían quedado desactualizadas con el paso del tiempo. Aquí podemos ver un claro contraste con los dueños anteriores. Mientras que Hicks y Gillett no contemplaban otra alternativa más que construir un nuevo estadio desde cero, los nuevos directivos propusieron realizar mejoras y ampliaciones de manera gradual. 

La primera fase de esta renovación supuso una inversión de 110 millones de libras. En menos de 2 años, Anfield pasó de poder albergar a 45.500 personas a contar con más de 54.000 asientos. El impacto económico de esta medida fue contundente. La facturación en los días de partido pasó de 62 millones de euros por temporada a 90 millones, representando un aumento cercano al 50%. 

A partir del éxito de esta modernización, se planteó una segunda etapa de mejoras, que elevará la capacidad total hasta los 60.725 espectadores y se inaugurará en los primeros partidos de la nueva temporada. 

  1. Moneyball

Como dijimos anteriormente, administrar los aspectos comerciales de una institución deportiva era una tarea conocida para el grupo Fenway, pero elegir la piezas de un equipo de fútbol ya entraba en otro dominio. En este sentido, los directivos confiaron en la metodología conocida como “Moneyball”. Se trata de una técnica estadística nacida del béisbol, utilizada para detectar potenciales talentos. La idea central de esta herramienta es analizar grandes volúmenes de datos para identificar jugadores subvalorados que, en otro contexto, pueden maximizar el rendimiento del equipo, y pueden ser adquiridos a un bajo coste. 

Este enfoque le permitió al Liverpool la adquisición de talentos como Philippe Coutinho, Andrew Robertson y Mohamed Salah. Ellos se convirtieron en pilares del equipo sin tener que pagar una fortuna por su fichaje. El brasilero proveniente del Inter costó apenas 13 millones de euros, el escocés tan solo 9 millones, y el egipcio fue un poco más caro, 42 millones a la Roma, aunque nadie negaría que sus actuaciones dentro del campo de juego valió cada uno de esos euros.  El caso de Coutinho es particularmente interesante ya que luego de haber multiplicado su valuación en el club, fue vendido al Barcelona por una cifra cercana a los 160 millones de euros, siendo uno de los pases más caros hasta el día de hoy. 

La era Klopp

Pero quiénes han seguido al Liverpool durante esta etapa saben que los primeros años con Fenway no dieron buenos resultados dentro del campo de juego. Para salir de los altibajos haría falta una pieza clave en toda esta historia y que no hemos mencionado hasta ahora: Jürgen Klopp.  En octubre de 2015, el ex DT del Borussia Dortmund llegaría a la ciudad de los Beatles para iniciar un proceso que convertiría al Liverpool en el club más rockero del planeta.

El equipo no solo era efectivo en cuanto a sus resultados, sino que también ofrecía un fútbol muy entretenido para el público. Bajo la dirección de Klopp, anotaron 1035 goles en 491 partidos, un promedio de más de 2 tantos por encuentro.

Su estilo dinámico y ofensivo capturó rápidamente la atención de los espectadores y elevó la base de fanáticos de los Reds en todo el mundo. En este sentido, hay una cifra que ilustra a la perfección este fenómeno: en la temporada 2022-2023, la camiseta más vendida en el mundo fue la del Liverpool con 1.800.000 de unidades, superando las 1.750.000 del Manchester United y las 1.700.000 del Real Madrid. 

Los números del club bajo la gestión del FSG

Para finalizar el artículo me gustaría que analicemos cómo todos los factores mencionados se tradujeron finalmente en los números del club. 

Desde 2010 hasta 2015, el Liverpool pasó de una facturación de 203 millones de euros anuales, a una de 392 millones. Un aumento del 93%. Con la llegada de Jurgen Klopp, estos números no harían más que seguir subiendo. En la temporada 21-22, la facturación llegó a superar la barrera de los 700 millones, lo que ubicó al club como el 3ero con mayores ingresos del mundo, apenas detrás del Manchester City y el Real Madrid. Si miramos el ciclo de punta a punta, los ingresos totales en este período son más del triple que los que el club conseguía al inicio. 

Elaboración propia en base a datos de la firma Deloitte. 

Por otro lado, si miramos la valuación del club elaborada por la revista Forbes, veremos que el Liverpool es el equipo que más ha escalado en este ranking. Mientras que en 2011 ocupaba la 9na posición con un valor de 552 millones de dólares, para 2024 se ubica cuarto con un valor de 5.370 millones. Este listado es encabezado por el Real Madrid con un valor de mercado de 6.600 millones de euros, seguido muy de cerca por el Manchester United, con 6.550 millones y en tercer lugar se ubica el Barcelona, con una valuación estimada de 5.600 millones. 

Este gran salto fue visto por Fenway como una oportunidad para comenzar a vender pequeñas partes del club y así obtener las ganancias de su inversión realizada. En 2021 vendieron una parte del fondo de inversión al grupo RedBird Capital Partners, en una alianza que promete seguir ampliando los negocios del Liverpool. En la misma línea, recientemente cedieron otra parte de las acciones del club a la compañía Dynasty Equity.

Estos movimientos, sumados a la partida de Klopp y su reemplazo por el neerlandés Arne Slot, plantean algunos interrogantes sobre el futuro del club. Sin embargo, los voceros del grupo empresario han declarado que la parte mayoritaria del Liverpool no está a la venta. Según su visión, los Reds serán el eje central de un modelo multi-club, similar al del Manchester City, que tiene la ambición de replicar en otros países el éxito que tuvieron en Inglaterra.  

Nos vemos la próxima.

Tomás Fistzen

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