El grave problema económico del tenis

El Negocio del Deporte

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Hoy en día tenemos cerca de 1.800 jugadores rankeados en la ATP y 1.100 jugadoras rankeadas en la WTA. Tan solo el 15% genera lo suficiente para cubrir los gastos que conlleva competir a ese nivel. Siempre hablamos de los contratos de Federer, Djokovic o Alcaraz, pero la realidad es que el sistema está roto.

A diferencia de los jugadores de un equipo, los tenistas funcionan como contratistas independientes. Esto implica que tienen que hacerse cargo de todos sus gastos: entrenadores, médicos, vuelos, hoteles, etc. Al final del día, lo que generan en premios y eventuales sponsors no alcanza para cubrir los gastos.

Esto ocurre a partir de dos problemas: El tamaño de la torta económica del tenis y cómo se reparte esa torta. Con respecto al tamaño, vimos algo cuando conversamos sobre Wimbledon. El tenis tiene una fragmentación fuerte entre sus instituciones dominantes: los cuatro grand slams cada uno por su lado, la ATP, la WTA y la ITF. Es decir, siete organizaciones que operan de manera más o menos independiente. Esto genera un grave problema a la hora de negociar contratos del ecosistema.

El impacto más claro se observa en lo que ingresa por los derechos de televisación. El tenis tiene cerca de 1.000 millones de fanáticos, siendo uno de los deportes con más seguidores a nivel mundial. Sin embargo, en el agregado, genera considerablemente menos dinero por televisación que otras ligas con menor alcance.

El otro gran inconveniente es cómo se reparte eso poco que genera. Observemos el caso de Alcaraz, número 2 del mundo. Actualmente, el español gana lo mismo en premios que el salario del jugador número 146 de la NBA o el 202 de la NFL. Además, estas competencias cuentan con salarios mínimos arriba de los 700 mil dólares.

Mientras que en ligas de Estados Unidos, como la NFL, MLB o NBA, cerca del 50% de la facturación termina en los bolsillos de los jugadores en concepto de salarios, en el tenis ese número es del 18%. Observen los niveles de salario y progresión en cada liga -la ATP está última-.

Un aspecto clave para que suceda esto en Estados Unidos son las asociaciones de jugadores. Regularmente, estas asociaciones firman contratos con las ligas sobre salario mínimo y otras condiciones laborales.

Traigo esto porque en 2020 Novak Djokovic, junto a Vasek Pospisil, fundaron la asociación de jugadores de tenis profesional (PTPA) para comenzar a revertir la situación. Recién están dando los primeros pasos y falta para ver su impacto, pero comenzaron a recorrer el camino.

La ATP, por su parte, lanzó un programa llamado Baseline que apunta a dar cierta estabilidad. Para quienes estén top 100 en el ranking y generen menos de 200.000 dólares al año en premios, la asociación cubrirá la diferencia. Luego pasa a 100.000 dólares para los puestos 101 al 175 y 50.000 del 176 al 250. Lo más interesante es que también cubren la diferencia en caso de que el jugador sufra una lesión.

Como decía al comienzo, el sistema está roto. Y una parte muy importante pareciera ser la falta de unificación. Tanto a nivel federativo como a nivel deportistas.

Será interesante seguir de cerca el desarrollo de la historia en el futuro. Mientras tanto, hay otro fenómeno que podría ser importante en el tenis y lo vamos a explorar la semana que viene: la transformación de los deportes individuales en deportes de equipo.

¡Hasta la próxima!

Santiago.

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